domingo, 23 de julio de 2017

Comparamos desde la experiencia

Lo más fascinante de viajar, no es únicamente conocer lugares nuevos, es también conocer cómo viven sus habitantes. Este es un artículo escrito desde la experiencia por lo que siempre puede haber puntos que no se adapten a la realidad. Tras haber vivido en Londres, Roma y Sydney, he aquí un resumen general.

Primero he de decir que no es lo mismo vivir en ciudades grandes que en pueblos por lo que sólo puedo ceñirme a la vida en ciudad. En el caso de Australia por ejemplo, las urbes son particularmente anglosajonas (con un toque asiático) pero en el resto de país, hay numerosas comunidades de aborígenes australianos que tienen una cultura y tipo de vida totalmente diferente.

Asimismo, Londres y Sydey poseen un alto porcentaje de residentes extranjeros. Londres -hasta el Brexit- acogía a gente de todo el mundo y en Sydney proliferan los asiáticos que en muchos casos son generaciones que han nacido en la ciudad australiana. Es por dicho motivo que en ocasiones es difícil distinguir el verdadero estilo de vida inglés y australiano. Por el contrario, en Roma hay menos extranjeros por lo que es más fácil averiguar cómo se vive en la “bota europea”.

Segundo, recalco que por mucho que las critique, todas ellas me han dado la oportunidad de vivir y directamente nadie me ha tratado mal. En todas he trabajado y vivido y no me ha pasado nada. Siempre estaré agradecida a Londres, Roma y Sydney y a sus habitantes, con lo bueno y con lo malo.

No hay culturas mejores ni peores, cada cual tiene sus puntos positivos y negativos. Irse a vivir al extranjero le abre a uno la mente aunque en mi caso, me he dado cuenta que en España, y en mi caso, en el País Vasco, es donde mejor se vive. Es cierto que a los países del sur de Europa les hace falta mucha disciplina política, una disciplina inglesa para combatir los males de corrupción. No obstante, hay una mayor riqueza cultural y personal en los países mediterráneos. Las fiestas de los pueblos, ferias gastronómicas y folclore cuentan con su personalidad en España e Italia. La cultura inglesa es plana, sin emociones, de ahí que los ingleses sean más fríos como personas y de ahí que burocráticamente y políticamente las cosas funcionen mejor.

La cultura inglesa es reunirse para jugar al tenis -o cualquier deporte/afición- o para tomar algo en el pub. La australiana es más de lo mismo pero se queda más que en el pub en la playa o campo. Para los australianos la tradición es juntarse para hacer barbacoas o en el pub si el tiempo no es bueno. Las navidades de los australianos son navidades de barbacoa.

Londres y Roma sin duda, son dos de las ciudades más bonitas del mundo y son dos polos opuestos por antonomasia.  En la primera todo funciona y en la segunda no. En Londres hay más reglas, hay más control y por ejemplo, es casi imposible defraudar a hacienda. En Londres sabes cuándo pasará el tren, en Roma sólo si eres afortunado. En Londres se pasan con las normas, cámaras que te graban en continuación por la calle, multas estelares por tirar un simple chicle o cigarro al suelo… Y por supuesto en Roma los encargados de recoger la basura hacen huelga hoy sí y mañana también…

Los extremos nunca son buenos y me quedo con lo “bueno por conocer” de España ya que por lo menos, en el País Vasco no experimento ni el estrés de que si te sales un poco de la norma se te cae el pelo ni el estrés de que nada funciona. Australia en ese aspecto se parece a nosotros, se encuentra en ese equilibrio aun teniendo muchas normas al estilo inglés.

Me quedo con España porque tiene su sistema de seguridad social (aunque el Reino Unido también lo tiene) cosa que Italia y Australia no. En ambos tienes que pagar a los médicos y el seguro.

Cultura anglosajona

Los ingleses y los australianos no son iguales, pero sí tienen similitudes. Es evidente que en la antigua colonia inglesa, todavía quedan algunos rescoldos. El inglés, la Reina, la dificultad de hacer amigos, el capitalismo y la carencia de una cultura gastronómica son los puntos que podrían tener ambos en común.

Es muy difícil hacer amigos ingleses o australianos -Londres y Sydney son ciudades cosmopolitas que acogen a una infinidad de culturas y esto también dificulta encontrarte con nativos-. Para ambas sociedades lo más importante es ser educado y cordial. La verdad es que en España e Italia un poco de educación no nos vendría mal, lo que pasa que creo que la cultura mediterránea e inglesa se encuentran en los extremos. Estaría bien un poco de ambos, un poco de educación sin la que yo denomino hipocresía inglesa. En Inglaterra uno no deja de escuchar “sorry” “thank you” “please” “scuse me” “how are you” etc. por todas las esquinas. En Australia es más de lo mismo, pero afortunadamente, en menor cantidad. Aunque para aquellos españoles que nunca vivieron en Inglaterra, la cantidad de “sorrys” les sigue pareciendo inmensa. 

Para la cultura anglosajona lo relevante es ser educado. Hay que saludar, pedir perdón y preguntar qué tal aunque la persona que tienes en frente no te importe. Eso sí, no le empieces a contar tu vida tras el qué tal porque te ignorará. La cultura anglosajona quiere el saludo por educación por lo que simplemente es necesario contestar al saludo. Tu vida no les interesa, si estás contento, triste o cansado. Hay que responder o bien o medio bien y ya. Cada uno con su vida por su lado. No hay emoción.

Los ingleses son más fríos y de poca palabra mientras que los australianos hablan por los codos. Sin embargo, los australianos no son capaces de profundizar en aquello que de verdad importa. Pueden hablar de banalidades durante minutos cuando en realidad ya preferirías que la conversación finalizara porque no llega a ningún lado. De ahí esa dificultad a tener amistades tanto inglesas como australianas.

Lo bueno de la cultura anglosajona australiana es que el saludo es más cálido que el de los ingleses y que están dispuestos a ayudarte en todo momento, algo que no se manifiesta en todos los ingleses, o que se manifiesta en aquellos ingleses que ya te conocen algo mejor. Los australianos también intentan ayudarte incluso por la calle, cuando ni te conocen. Un ejemplo se puede encontrar al coger el transporte público. Los conductores de los autobuses de Londres, no te dirigen la palabra, no esperan, no quieren que les preguntes. En Australia, todos saludan y de vez en cuando siempre hay alguien que le pregunta sobre dónde bajarse etc. Suelen esperar si te ven que llegas corriendo o esperan a que un anciano se instale bien sentado. En el estrés londinense, esto último no lo haría un autobusero porque no hay tiempo… Son tan amables que incluso se ha extendido la costumbre de decir “thank you” (que yo lo veo a veces innecesario) cuando desciendes del mismo.

Los australianos son más abiertos que los ingleses, supongo que al igual que sucede cuando se compara a los países del sur con los del norte de Europa, será cuestión del clima. En Australia es clima es mejor y quizá también por ello son un poco más simpáticos que los ingleses. Los ingleses no son capaces de decir la verdad a la cara y lo hacen todo por escrito o sigilosamente por detrás. Crees que estás trabajando bien pero al mes te echan o te enteras de que no lo estabas haciendo bien. De ahí que tengan una infinidad de postales para cada momento de nuestras vidas. Se lleva mucho el escribir las postales. Las postales de cumpleaños, nacimientos, christmas… porque son incapaces de decir lo que sienten. Incluso cuando se realiza un regalo, la tradición indica que no se abre delante de la persona y después se le envía una postal dándole las gracias… Puede que no hayas hablado casi con tu compañero de trabajo, pero el día que deja el trabajo le escribes una postal… Es una hipocresía que en España no se puede concebir.

Probablemente sea una cuestión histórica. Inglaterra y Australia todavía son clasistas aunque dispongan de normas sociales que tratan de encubrir el clasismo. No obstante, al menos en el Reino Unido hasta el momento en el que el referéndum dio la razón al Brexit, por excelencia ha acogido a gente de muchos países y de todas las clases y contaba con el principio de “no discriminación”. Tanto en el Reino Unido como en Australia, las ofertas de trabajo en general no cuentan con requisitos discriminatorios. Algo que admiro y que no se puede decir de los dos países mediterráneos que conozco. 

No obstante, eso no significa que no haya racismo o discriminación, la hay y mucha, forma indirecta. Las aduanas en los aeropuertos australianos es un claro ejemplo de la discriminación que hay. El trato a los inmigrantes es duro y estricto, es una sociedad que no deja pasar a cualquiera, como si Australia fuera exclusiva de los australianos.

Los ingleses tienen la tendencia a sentirse superiores especialmente hasta que te conocen. Cuando eres un desconocido para el inglés tú eres inferior. También es cierto que, por lo menos en el caso de los ingleses, si consigues una amistad, lo más probable es que esa persona no te falle. Una vez perteneces a su entorno, son de buen corazón.

Cuando menciono al capitalismo me refiero a que todo es muy caro y hay gente extremadamente rica que no para de realizar inversiones. Megarricos que repercuten en esa brecha entre ricos y pobres.  
El capitalismo también lo relaciono con la mentalidad laboral. El número de festivos es muy bajo porque lo importante es producir. Pero los humanos también necesitamos descansar… España siempre será mejor en ese aspecto. Se ve que no sólo nacimos para trabajar. La vida también hay que vivirla.

Lo que le sucede a Australia es que sigue por detrás de Europa. Aunque parezca mentira, todo llega más tarde incluso hoy en día. Todavía hay muchas infraestructuras que funcionan a la antigua usanza, que permanecen tal y como los ingleses antepasados las trajeron.

Entre otros, todavía utilizan el término violencia doméstica en vez de violencia de género, todavía cuentan con políticas de reciclaje y de ahorro de agua que nosotros implantamos hace 15 años.
Son muy naturalistas, viven entre animales y los animales se respetan como parte de la sociedad, cosa de la que los españoles deberíamos aprender. No obstante, los buzones se llenan de papeles publicitarios de una manera increíble, las empresas gastan papel y algunas ni lo reciclan. Todavía hay una infinidad de productos y artículos que no se reciclan o reutilizan. Menos mal que por lo menos están tomando conciencia poco a poco.

No existe el lugar perfecto para vivir así que ¿tú con qué lugar del mundo te quedas?


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