miércoles, 10 de abril de 2013

Un parque con 'nivel'


Con la llegada de la primavera, la fundación italiana sin ánimo de lucro denominada Fondo Ambiente Italiano (FAI) dedicada a la conservación y respeto de la naturaleza, ha ofrecido una “jornada de puertas abiertas” (aunque normalmente la entrada al parque cuesta 6 euros) a los paseantes que quisieron deleitarse con la belleza natural que desprende el parque Villa Gregoriana situado en la localidad de Tívoli.

Esta población de alrededor de 55.000 habitantes que se encuentra a 40 minutos en coche de Roma, es precisamente un lugar con encanto gracias a la existencia de este parque “en pendiente” ubicado en las faldas del Monte Catillo. El río Aniene, que es un afluente del Tevere, atraviesa la localidad de Tívoli y es probablemente el gran protagonista de este peculiar parque. Históricamente el río se desbordaba a su paso por la ciudad en las épocas de lluvias que tienen lugar especialmente en invierno. Además, cabe destacar que en 1826 falleció mucha gente cuando las inundaciones causaron el derribo de algunos edificios. A consecuencia de este acontecimiento, en 1834 el Papa Gregorio XVI  mandó crear al arquitecto Clemente Folchi dos túneles en este monte con el fin de desviar el agua monte abajo. Así, posteriormente se llevaron a cabo las obras de remodelación del parque.

La cascada
Tras la construcción de estas dos galerías se puede decir que una de las atracciones del parque hoy en día es su cascada de 120 metros, especialmente cuando el caudal del río es más abundante. Sin embargo, no es la única cascada existente ya que en toda la ladera del monte hay una serie de pequeñas cascadas naturales que también brindan un toque de hermosura al parque.

Villa Gregoriana fue construida sobre algunas ruinas romanas ya que el Imperio Romano también había dejado sus huellas en esta localidad italiana. Asimismo, el parque se creó a los pies de la antigua acrópolis de la ciudad. Es por todo ello que el parque alberga un gran valor histórico y artístico a parte del sabido valor natural. En las faldas del monte uno se puede encontrar con bosques, senderos y grutas naturales. Al tratarse de un parque a desnivel existe una ruta para atravesar este parque. La ruta cuenta con vistas espectaculares al valle creado por el río Aniene y al monte Belvedere situado al otro lado del valle. El recorrido del parque termina en el Puente Gregoriano y el templo de Vesta. Se trata de un templo romano de estilo corintio que aún conserva parte de su arquitectura. Es sin duda, otro punto a través del cual se puede admirar el paisaje natural.

Gracias a la FAI el parque poco a poco va recuperando vida ya que no todo el parque ha estado siempre abierto al público por motivos de suciedad. Antiguamente se depositaban gran cantidad de residuos en esta pendiente del monte por lo que la fundación se encarga de recuperar y mantener la belleza de un parque natural para las próximas generaciones. Y es que Villa Gregoriana es un rincón natural con historia que no se puede descuidar.