Italia de norte, del centro y del sur son diferentes, al
igual que en España. En Italia, como norma general el norte es más rica
económicamente y es más ordenada. A medida que se va descendiendo hacia el sur
estas características van cambiando. Y estar en Nápoles es encontrarse en un
lugar sin ley y en el caos. Es adentrarse en lo que uno podría imaginarse un
país en desarrollo (no olvidemos que son países en desarrollo porque los países
“desarrollados” han provocado tal situación). Esta ciudad del sur de Italia de
alrededor de 1 millón de habitantes y ubicada a dos horas en coche de Roma, es
caos, es suciedad aunque también es artesanía, gastronomía e historia.
Históricamente tuvo una gran influencia española y de ahí
que existan el barrio español o calles con el nombre de Toledo. El nombre de la
calle se debe al virrey Pedro Álvarez de Toledo que la construyó en 1536. El
centro histórico está lleno de contrastes que dan a Nápoles un punto de belleza
particular ya que uno puede moverse entre edificios burgueses y palacios, como
sucede en la Via Toledo,
pero a la vez ver cables colgando, bocacalles muy estrechas, gente de todos los
tipos y un poco de basura depositada de días atrás. Rebosa historia porque en
las afueras se sitúa el yacimiento Pompeya y también porque en la propia ciudad
hay una ciudad subterránea. Debajo de la Nápoles actual hay catacumbas así como galerías y
bañeras termales. Hoy en día es sólo un museo pero en el pasado muchas de las
calles estaban conectadas con esta ciudad subterránea. En la época romana los
cristianos perseguidos se refugiaban en ella y también en la segunda guerra
mundial se utilizó como refugio a los bombardeos.
Por otro lado, la artesanía también está muy ligada a la
ciudad y no hay más que acercarse a calles como Via San Gregorio Armeno para
comprobarlo. Se trata de una de las calles más peculiares de la ciudad
precisamente por sus comercios tradicionales artesanales y por una estructura
con un arco situada en la mitad de ésta. Otros de los puntos de interés son la Galería Umberto I, muy elegante
arquitectónicamente, y la Plaza
del Plebiscito. Se trata de una plaza de grandes dimensiones que cuenta con
teatros, palacios y edificios de interés a su alrededor. En la propia plaza se
encuentra la basílica neoclásica de San Francisco de Paula.
En lo que a la gastronomía se refiere, no podemos dejar de
mencionar las pizzas, entre ellas la Margarita ni tampoco los dulces. Algunos de los
postres más destacados son los pasteles denominados Sfogiatelle y Babà o la
tarta llamada Pastiera. El ingrediente principal de la Sfogiatelle y la Pastiera es el queso
Ricotta aunque el primero también se elabora con trozos de fruta confitada así
como vainilla y canela. El Babà, se podría decir que es similar a los pasteles “borrachos”
ya que está envuelto en licor. Curiosamente estos pastelitos de licor tienen
forma de hongo.
La costa
En Nápoles pasear por la costa se hace imprescindible especialmente
como contrapunto a la actividad ciudadana y para poder presenciar el volcán
Vesubio. Pasear por la costa es agradable a pesar de que en esta parte de
Italia no haya playas. Uno de los paseos más bonitos de la ciudad puede ser el
que conduce al castillo del Ovo. Además, desde el centro de la ciudad se puede
acceder a una colina mediante un funicular para poder presenciar las vistas al
mar.